De vuelta a los Ardenes

Esta vez nos fuimos con otros tres amigos de vuelta a Francia (pasando de nueva cuenta por los Ardenes), a un pequeño pueblo cerca de Verdun (campo de batalla de la 1era guerra mundial). Fuimos a una feria de saberes antiguos que cada año se organiza en la región para mostrar como se hacían las cosas antes, ya que hemos perdido nuestra capacidad de asombro y todo lo damos por hecho. La feria es una iniciativa apoyada por la comuna, que dono un terreno y ha construido desde talleres mecánicos utilizando molinos antiguos, hasta casas con las técnicas de antaño. Personas apasionadas por hacer las cosas por ellos mismos, sin necesidad de correr al supermercado y comprarlas te muestran como puedes preparar tu jabón, planchar tu ropa, lavar a mano, hacer tu pan, tus conservas, tejer, y hasta como se le ponen los pañales de tela a los bebés!.

Viendo todos estos talleres de “manualidades” sentí regresar a la casa de mi abuela, de mis tías grandes, donde tenían un molino para el hacer la harina, la maquina de coser para la ropa, y todavía recuerdo como le poníamos el pañal de tela a mis primos, como disfrutábamos de un panal de abeja recién sacado, y hasta como ayudaba a preparar el pegamento de harina (engrudo) para hacer la piñata. Todavía me acuerdo de las tardes en la cocina de mi abuela preparando tortillas de harina! Y eso que aun no cumplo ni los treinta.. Pero este mundo de hacer las cosas por nosotros mismos es tan lejano! Lo veo sobre todo con mi hermano pequeño, a el ya no le toco nada de esto, él esta acostumbrado a comprar todo, a que todo este hecho sin cuestionarse de donde viene.

orval

Saber hacer las cosas ya no es necesario, ni importante! Ahora todo se compra hecho y a la medida! Las personas que participaron en esta feria en su mayoría son adultos mayores nostálgicos de los tiempos de sus padres, de sus abuelos… pero incluso yo me siento nostálgico de esos tiempos, de hace 15 años o menos, cuando no existía Walt-Mart en las ciudades y estaban los abarrotes de la esquina, cuando salíamos a la calle a jugar con los vecinos. Supuestamente la tecnología ha hecho la vida mas simple, será?

En fin, el viaje fue toda una experiencia, sobre todo porque viajamos en un camping car de los años 70, de esos de donde se saca una cama del techo, los sillones de los conductores son como sillones de sala, que se pueden mover para todos lados. El carro tenía cocineta, y hasta regadera (que no usamos durante 2 días). De regreso hacia Bélgica paramos en la abadía de Orval (una cerveza belga de 6.5 grados de alcohol), una de los 7 lugares en el mundo donde los monjes hacen la cerveza, la llaman cerveza trapista. La abadía es un lugar hermoso, abierto parcialmente al público, ya que aun hay monjes viviendo en claustro. Es un lugar hermoso, tranquilo y suspendido en el tiempo. Un lugar perfecto para terminar nuestro viaje por el tiempo.

mobilo

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